Me crié en el seno de una familia totalmente funcional. Mis padres se amaban, respetaban y nos educaron acorde a los principios más elementales de la convivencia social. La pobreza envolvía nuestro entorno y aun así, el cariño y el amor eran abundantes, incluso entre primos, tíos, cuñados, entenados y todo lo que puede considerarse parte de una familia.
En mi pueblito natal casi todas las familias eran así. Recuerdo las visitas de amigos y vecinos a la casa y viceversa. Veo ahora, por ejemplo, a los hijos de los amigos de mi padre corriendo en el patio de mi casa detrás de una pelota de trapo, persiguiendo alguna gallina o simplemente tirándole piedras a una mata de mangas blancas que había allá, al final del lindero, pegada a la cerca que separaba la propiedad de Tomás Morales y la nuestra, con el objetivo de tumbar una fruta. Así me criaron, esa es mi familia, y hasta el día de hoy, aun con la separación forzada de sus miembros es así. Es por eso quizás que cuando veo una familia como la que hoy gobierna nuestro país, no me queda otro remedio que sentir lastima por Cuba, por su futuro, por su estirpe, porque son victimas de los caprichos de una familia loca, incoherente e infuncional. ¿Qué puede ser del futuro de una nación que se mira en el espejo de su primera familia y no ve absolutamente nada? Todo lo que el pueblo de Cuba sabe sobre la familia Castro proviene de una especie de nebulosa creada por ellos mismos con el objetivo de lucrar, de chupar la sangre del cerebro de cuantos puedan, para así seguir engañando al mundo todo el tiempo.
Este domingo sale en edición de lujo y bajo estrictas medidas de seguridad el libro de Juanita Castro “Fidel y Raúl, mis hermanos. La historia secreta” Antes de ponerse a la venta se le ha hecho una propaganda sin par al documento. La editora lo tenía escondido bajo siete llaves, y los almacenes que guardan las copias están siendo protegidos por cuerpos de seguridad redoblados. Aun así la escritora afirma que “Se trata una confesión impactante y no una estrategia publicitaria para promover el libro”
Eso no se lo cree nadie, eso es puro mercadeo, de impactante ese documento no puede tener nada que ya la gente no lo sepa o por lo menos imagine, porque de una familia como esa se puede esperar cualquier cosa. ¿Qué pasó con el libro, supuestamente revelador, que escribió Alina Fernández Revuelta, la hija rebelde de Castro? La Sra. Juanita, su Tía, interpuso una demanda para evitar que el libro se siguiera vendiendo, dizque porque el documento en cuestión laceraba la moral de la familia Castro. ¿Qué moral? Si unos cuantos chismes de barricada laceraban la supuesta moral de la inmoralidad castrista ¿Cuánto más puede escribir, o mandar a escribir Juanita que no lacere esa moral? Si lo escrito por Juanita, es más moralmente correcto que lo que escribió Alina ¿Cuánto puede tener de relevante ese libro?
En mi pueblito natal casi todas las familias eran así. Recuerdo las visitas de amigos y vecinos a la casa y viceversa. Veo ahora, por ejemplo, a los hijos de los amigos de mi padre corriendo en el patio de mi casa detrás de una pelota de trapo, persiguiendo alguna gallina o simplemente tirándole piedras a una mata de mangas blancas que había allá, al final del lindero, pegada a la cerca que separaba la propiedad de Tomás Morales y la nuestra, con el objetivo de tumbar una fruta. Así me criaron, esa es mi familia, y hasta el día de hoy, aun con la separación forzada de sus miembros es así. Es por eso quizás que cuando veo una familia como la que hoy gobierna nuestro país, no me queda otro remedio que sentir lastima por Cuba, por su futuro, por su estirpe, porque son victimas de los caprichos de una familia loca, incoherente e infuncional. ¿Qué puede ser del futuro de una nación que se mira en el espejo de su primera familia y no ve absolutamente nada? Todo lo que el pueblo de Cuba sabe sobre la familia Castro proviene de una especie de nebulosa creada por ellos mismos con el objetivo de lucrar, de chupar la sangre del cerebro de cuantos puedan, para así seguir engañando al mundo todo el tiempo.
Este domingo sale en edición de lujo y bajo estrictas medidas de seguridad el libro de Juanita Castro “Fidel y Raúl, mis hermanos. La historia secreta” Antes de ponerse a la venta se le ha hecho una propaganda sin par al documento. La editora lo tenía escondido bajo siete llaves, y los almacenes que guardan las copias están siendo protegidos por cuerpos de seguridad redoblados. Aun así la escritora afirma que “Se trata una confesión impactante y no una estrategia publicitaria para promover el libro”
Eso no se lo cree nadie, eso es puro mercadeo, de impactante ese documento no puede tener nada que ya la gente no lo sepa o por lo menos imagine, porque de una familia como esa se puede esperar cualquier cosa. ¿Qué pasó con el libro, supuestamente revelador, que escribió Alina Fernández Revuelta, la hija rebelde de Castro? La Sra. Juanita, su Tía, interpuso una demanda para evitar que el libro se siguiera vendiendo, dizque porque el documento en cuestión laceraba la moral de la familia Castro. ¿Qué moral? Si unos cuantos chismes de barricada laceraban la supuesta moral de la inmoralidad castrista ¿Cuánto más puede escribir, o mandar a escribir Juanita que no lacere esa moral? Si lo escrito por Juanita, es más moralmente correcto que lo que escribió Alina ¿Cuánto puede tener de relevante ese libro?
A mi me encanta el chisme, soy de esos que buscan lo que se dice y lo encuaderna de forma tal que sirva siempre para una buena velada, una conversación o simplemente para reírme o en el ultimo de los casos reflexionar, sin embargo, el chisme que escribió Juanita Castro en su libro que se lo empuje otro, no es porque me gusta tirarme al agua antes de llegar al río sino, porque ese río desde que nació ha traído de todo menos agua. Muchas gracias.