miércoles, 26 de diciembre de 2012
viernes, 21 de diciembre de 2012
EL DESASTRE
Cuba es un desastre. Yo puedo imaginar una Isla pos Castro con los mismos elementos que hoy ostentan el poder, con sus hijos, sus nietos; podría imaginármela incluso con la partida de idiotas que como maquinas programadas intentan hacerle creer a las gentes que aquello funciona; delegados, miembros del partido, administradores, represores y militares.
Podría
imaginarme a Cuba después de Castro dirigida por los elegidos; aquellos que la
alta política internacional escogió para la transición paulatina hacia un
estado controlable. Aquellos que se les da premios hasta por bostezar, que se
tienen guardados en sus casas como si fueran pescado congelado esperando la
hora del almuerzo y hasta por aquellos de cualquiera de las extremas que tienen
miles de razones para tener la razón. Lo que no me viene a la mente una Isla
pos Castro con los elementos que han convertido la libertad de Cuba en un modo
de vida, lo mismo dentro del país, que fuera.
Llevo en los
quehaceres de esta lucha muchos años, y aunque nunca he pertenecido a ningún
partido, grupo o asociación patriótica, si he visto como paulatinamente se ha
deteriorado la esperanza libertaria de los cubanos y han convertido la Patria
en un pedestal.
Existen pocos
cubanos dentro de Cuba que luchan honradamente por la libertad de la tierra que
los vio nacer. La mayoría se alista para sacarle algún provecho al
anticastrismo. No existe un solo luchador en Cuba que practique la beligerancia
y mucho menos el proselitismo político. Una oposición que sólo le preocupa
garantizar las mesadas y que para hacerlo se apoya en cualquier estrategia de
engaño no garantizará jamás un cambio, y si por algún imponderable lo
garantizara, sería pues peor el remedio que la enfermedad.
Las imágenes
que mandan para el exterior en lugar de ser publicadas se deberían quemar,
porque no denuncian absolutamente nada. Existen más partidos y asociaciones que
miembros, y cuando no tienen noticias con sustancia política se conforman con
mandar para su publicación cualquier acontecimiento, incluso riñas sociales,
rencillas familiares y actos de delincuencia común disfrazados como parte de la
lucha por los derechos sociales, poniendo casi siempre en duda la verdadera esencia
de la lucha por los derechos civiles y sociales del pueblo cubano.
Nadie en el
exterior puede tomar en serio una lucha social tan desordenada y con tantos
intereses personales. Han visto a opositores cayéndose a trompadas en medio de
la calle por dinero, huelgas de hambre a base de frutas y vegetales, disidentes
condecorados por la policia, discordias e intrigas entre luchadores por causa
de una línea celular y un número interminable de desaciertos cometidos a diario
que verdaderamente no se sabe si lo hacen por ingenuidad política o para darle
a la dictadura los elementos necesarios para distorsionar el verdadero objetivo
de la lucha social.
En el exterior
está sucediendo exactamente lo mismo. Es como si se tratara de una epidemia
contagiosa que ataca a todo aquel que ve
a Cuba como un inmenso pedestal. Existen cubanos honrados que luchan día
a día por la libertad de la Isla. Cubanos que no obtienen nada a cambio.
Cubanos que sólo reciben negativas y en muchos casos desprecio de aquellos que
han logrado subirse en tribuna de la lucha por la libertad de Cuba. Pero existen
muchos, muchos más que sólo piensan en el modo de exprimir el anticastrismo
como si fuera una tajada de naranja; esos los podemos ver por doquier, en la
tele, en el radio, en las comisiones, en las alcaldías, donde quiera. Son como cardúmenes
de pirañas mordiendo del modo más conveniente posible el ansia de libertad del
pueblo cubano.
No me cabe en
la cabeza una Cuba pos Castro con estos elementos en la vanguardia porque entonces
toda la sangre que se ha derramado, todos los años de prisión que se han
sufrido y todas estas décadas de exilio habrán sido en vano.
Yo quiero más
que nadie la libertad de Cuba, pero si para lograrla hay que tener una Cuba pos
Castro con estos elementos como líderes que maltratan a modo personal la honra
y la moral de todos los cubanos que dieron sus vidas por esa libertad, si para
ser libres hay que convertir a Cuba en un pedestal y encaramar encima a todos
estos delincuentes, no la deseo. Prefiero seguir en este desastre hasta que
aparezca algo mejor.
Luis Alberto
Ramírez. Miami.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
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