Sale una encuesta en el diario el Nuevo Harald con la siguiente pregunta: ¿Cree que Radio y TV Martí han sido efectivas para la lucha por la democracia en Cuba? La mayoría opina que no, sin embargo, la realidad opina todo lo contrario.
En el mismo 1985 cuando salio por primera vez al aire la emisora Radio Martí, la opinión que tenia el pueblo cubano con respecto a la dictadura castrista dio un vuelco de trescientos sesenta y cinco grados. Yo estaba allí y puedo dar fe del cambio sustancial que ocurrió en la gente. A partir de entonces comenzaron a proliferar los defensores de la libertad y los derechos humanos como la espuma en un baso de cerveza. Lo primero que hizo el gobierno de Cuba fue suspender todos los viajes entre La Habana y Miami. Ese mismo día se quedaron varados en el aeropuerto de La Habana todos los pasajeros con destino a Miami, incluso los que estaban en Cuba de visita. A la dictadura por poco le da un infarto. Fueron años de información pura y clara. Mientras tanto el gobierno cubano se gastaba millones tratando de interceptar la señal. Los esfuerzos fueron enormes. Pero hasta tanto Fidel Castro no tenía el éxito esperado, las gentes se fue informando hasta crear cualquier cantidad de grupos de oposición. La variedad de grupos democráticos y defensores de los derechos humanos en Cuba le deben su existencia principalmente a Radio Martí.
La emisora ha tenido sus altas y bajas, sin embargo, eso, ligado con los esfuerzos del gobierno cubano para detener la emisiones de Radio a Cuba han llevado a que el objetivo por lo cual salio al aire Radio Martí no se haya logrado en toda su magnitud. Ahora bien ¿Cómo no se puede afirmar que Radio Martí ha sido eficiente? cuando de hecho, si no fuera por esa emisora, los cubanos estuvieran todavía con una fogata en alguna playa del Este de La Habana tratando de que el mundo se entere que en una isla del Caribe existe un gobierno militar y dictatorial que viola hasta el derecho de respirar.
Si el alcance que tuvo Radio Martí lo hubiese tenido su homologo visual, hace rato que la dictadura castrista fuera un triste recuerdo del pasado. Hay un dicho que dice: “Una imagen vale más que mil palabras” En el caso de Cuba esa imagen hubiese evitado todos los muertos que ha habido en la Isla a consecuencias de la dictadura en los últimos veinticinco años.
¿Por qué radio Martí si y TV no? Esa pregunta deberíamos hacerla a quienes han permitido que los esfuerzos enormes del gobierno cubano hayan tenido éxito. Los esfuerzos de Castro no solo han sido económicos, sino también estratégicos. Ha infiltrado en las emisoras a cuantos espías le ha dado la gana, ha cabildeado tanto en el Congreso americano que de no ser por los congresistas Ileana, Lincoln y Bob el proyecto Radio Marti estuviera en el basurero hace tiempo. Y hoy día, aun después que hasta una rana sabe que lo único que les puede abrir los ojos a los cubanos dentro de Cuba es dicha emisora, se está haciendo todo lo posible por ponerla lo más lejos posible para que se pueda escuchar solo el eco de su existencia.
Todo lo que sea información, pensamiento por cuenta propia y libertad de opinión, para el gobierno de Cuba es letal. De hecho la Internet en Cuba es una especie de nebulosa, una neblina ante los ojos del cubano tan impenetrable que muchos aun no saben que existe. El gobierno le teme tanto a la información y la imagen que ha creado una especie de Internet amurallada, es decir, una Intranet, una macabra manera de taparles los ojos a los cubanos con el objetivo que no puedan ver más allá de sus propias narices. Y para los que intenten cruzar desde afuera esa muralla, ha creado un ejército de cibercombatientes entrenados única y exclusivamente para defender esa muralla.
No haber hecho lo posible por hacer que la imagen de TV Martí llegara a Cuba fue un espaldarazo del gobierno americano a Castro y su pandilla, y una burla a las esperanzas de libertad e información del pueblo de Cuba. Llevarse lo que queda de Radio Martí para Washington, es una bofetada de la actual administración en el rostro de la libertad de información.
En el mismo 1985 cuando salio por primera vez al aire la emisora Radio Martí, la opinión que tenia el pueblo cubano con respecto a la dictadura castrista dio un vuelco de trescientos sesenta y cinco grados. Yo estaba allí y puedo dar fe del cambio sustancial que ocurrió en la gente. A partir de entonces comenzaron a proliferar los defensores de la libertad y los derechos humanos como la espuma en un baso de cerveza. Lo primero que hizo el gobierno de Cuba fue suspender todos los viajes entre La Habana y Miami. Ese mismo día se quedaron varados en el aeropuerto de La Habana todos los pasajeros con destino a Miami, incluso los que estaban en Cuba de visita. A la dictadura por poco le da un infarto. Fueron años de información pura y clara. Mientras tanto el gobierno cubano se gastaba millones tratando de interceptar la señal. Los esfuerzos fueron enormes. Pero hasta tanto Fidel Castro no tenía el éxito esperado, las gentes se fue informando hasta crear cualquier cantidad de grupos de oposición. La variedad de grupos democráticos y defensores de los derechos humanos en Cuba le deben su existencia principalmente a Radio Martí.
La emisora ha tenido sus altas y bajas, sin embargo, eso, ligado con los esfuerzos del gobierno cubano para detener la emisiones de Radio a Cuba han llevado a que el objetivo por lo cual salio al aire Radio Martí no se haya logrado en toda su magnitud. Ahora bien ¿Cómo no se puede afirmar que Radio Martí ha sido eficiente? cuando de hecho, si no fuera por esa emisora, los cubanos estuvieran todavía con una fogata en alguna playa del Este de La Habana tratando de que el mundo se entere que en una isla del Caribe existe un gobierno militar y dictatorial que viola hasta el derecho de respirar.
Si el alcance que tuvo Radio Martí lo hubiese tenido su homologo visual, hace rato que la dictadura castrista fuera un triste recuerdo del pasado. Hay un dicho que dice: “Una imagen vale más que mil palabras” En el caso de Cuba esa imagen hubiese evitado todos los muertos que ha habido en la Isla a consecuencias de la dictadura en los últimos veinticinco años.
¿Por qué radio Martí si y TV no? Esa pregunta deberíamos hacerla a quienes han permitido que los esfuerzos enormes del gobierno cubano hayan tenido éxito. Los esfuerzos de Castro no solo han sido económicos, sino también estratégicos. Ha infiltrado en las emisoras a cuantos espías le ha dado la gana, ha cabildeado tanto en el Congreso americano que de no ser por los congresistas Ileana, Lincoln y Bob el proyecto Radio Marti estuviera en el basurero hace tiempo. Y hoy día, aun después que hasta una rana sabe que lo único que les puede abrir los ojos a los cubanos dentro de Cuba es dicha emisora, se está haciendo todo lo posible por ponerla lo más lejos posible para que se pueda escuchar solo el eco de su existencia.
Todo lo que sea información, pensamiento por cuenta propia y libertad de opinión, para el gobierno de Cuba es letal. De hecho la Internet en Cuba es una especie de nebulosa, una neblina ante los ojos del cubano tan impenetrable que muchos aun no saben que existe. El gobierno le teme tanto a la información y la imagen que ha creado una especie de Internet amurallada, es decir, una Intranet, una macabra manera de taparles los ojos a los cubanos con el objetivo que no puedan ver más allá de sus propias narices. Y para los que intenten cruzar desde afuera esa muralla, ha creado un ejército de cibercombatientes entrenados única y exclusivamente para defender esa muralla.
No haber hecho lo posible por hacer que la imagen de TV Martí llegara a Cuba fue un espaldarazo del gobierno americano a Castro y su pandilla, y una burla a las esperanzas de libertad e información del pueblo de Cuba. Llevarse lo que queda de Radio Martí para Washington, es una bofetada de la actual administración en el rostro de la libertad de información.
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