jueves, 21 de mayo de 2009

Valientes plumas cubanas

El régimen de la Habana siempre busca una contrapartida para demostrar apoyo a su gobierno en cualquiera de las esferas sociales de la comunidad cubana. Para la oposición interna la contraparte son los grupos supuestamente disidentes que sintonizan con el gobierno y desmeritan la labor de los demás opositores. En el exilio busca la manera de infiltrar de forma diabólica la comunidad y a la hora de ofrecer resultados una gran parte, confundida o consiente ofrece opiniones en sintonía con la dictadura. Esto lo vemos a diario en las encuestas de los diarios, en los programas de TV y en las opiniones de micrófono abierto; más que todo en las enormes filas para viajar a Cuba que se forman en el aeropuerto Internacional de Miami. En todas las esferas sociales del comportamiento del cubano siempre existe una contraparte quintacolumnista. Solo faltaba la esfera homosexual cubana y apareció Mariela.

Desde que tengo uso de razón, los mariquitas y demás raíces que integran la sociedad gay cubana han sido los seres humanos más discriminados por la política oficial y social. El pueblo a los homosexuales en Cuba les tenía más miedo que a los presos políticos. Yo recuerdo que en las escuelas en que estudie no había mariquitas, no porque no existieran sino, porque estaban dentro del closet, y estaban allí porque su existencia y supervivencia dependía a grosso modo de permanecer dentro del closet. Sin embargo, después del éxodo del Mariel la caja se destapó y los homosexuales comenzaron a ser un grave problema para el gobierno. Fueron la flor y nata de la negación al sistema. La dictadura trató de hacerles la vida un papel sanitario pero, aunque les hizo mucho daño no pudo con ellos; entonces ¿Qué hizo? “Sino puedes con tus enemigos, finge unirte a ellos”. Luego echaron mano a la formula quintacolumnista y crearon un centro supuestamente anti homofóbico con un miembro de la familia mafiosa a la cabeza y han logrado dar una imagen internacional que sería la envidia del más déspota de los dictadores que ha sufrido la humanidad. El Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX). Dirigido y manipulado por Mariela Castro, hija del dictador de turno, tiene la castrista tarea de marear a la opinión publica internacional, y lo ha logrado.

Sin embargo, se demuestra que este centro de educación sexual anti homofóbico es una farsa cuando vemos la actual lucha de los guey en Cuba por sobrevivir. Mientras que Mariela y la partida de mariquitas traidoras y comunistas daban una pachanga en el Vedado, en la playa del chivo estaban reprimiendo a los verdaderos mariquitas con multas y encierros indiscriminados solo por no pertenecer al partido de maricones oficiales, por ser independientes, más de sesenta patos fueron encarcelados. En Cuba, en cualquier lugar se reprime a los pájaros. En las fiestas independientes, en los clubes nocturnos y concentraciones populares, en la cascada del hotel Nacional, en el malecón, en la playa, donde quiera que haya un movimiento de pajaritos no oficial allí va la policía y les corta las plumas.

Lo de Mariela Castro Espin con el Centro Nacional de Educación Sexual es una obra de teatro muy bien montada, es un tentáculo más de la dictadura, como lo son las ONG Federación de Mujeres Cubanas, los CDR, la CTC, y todas las organizaciones de masas que ellos afirman son totalmente independientes del gobierno. Muchas gracias.

martes, 19 de mayo de 2009

La mala memoria

El pueblo de Cuba entre los miles de defectos que padece hay uno que le ha costado todo el calvario que ha padecido en estos cincuenta años “la mala memoria” La memoria de los cubanos no dura más de una semana. Se olvidan tan rápido de las cosas que por ello le suceden una y otra vez. Dicen los científicos que la diferencia que existe entre un simio y un ser humano es la memoria. Los simios despiertan todos los días como si fuera el primero; eso sucede con casi todos los animales y he ahí la diferencia. Según la ciencia los animales despiertan a diario a una nueva vida, y conservan lo poco que aprenden solo por veinticuatro horas. Los cubanos no exageran tanto pero, somos algo parecidos.

A los cubanos se nos olvidaron las promesas de la revolución, y mira que hubo promesas. Todas las ensartas de mentiras que les dicen a diario, y mira que les mienten. Encima de eso oyen pero no escuchan ¿cómo se mastica eso? muy fácil. Cuando comenzó el periodo especial, que de especial no tiene nada, le dijeron que era una situación circunstancial ¿Ya se acabo el periodo especial? Raúl les prometió cambios ¿dónde están los cambios? Les prometieron leche para los niños mayores de siete años ¿Quién se tomo la leche? Y así día tras día les mienten, pero a nosotros se nos olvida. Nos sucede igual que al aura tiñosa que se propone construirse una casa en día que llueve, pero cuando escampa dice “Ya para qué, ya escampó”.

Ahora regresan de nuevo lo días de apagones ¿por qué? Bueno porque esos días jamás se irán de Cuba mientras exista esta noche. El régimen está acostumbrado a apretar y aflojar las riendas de la escasez y la represión según convenga; aprietan hasta ver la lengua de Cuba parecerse a una corbata, luego aflojan un poco y calman los ánimos volviendo todo a la aparente normalidad. Lo hacen porque conocen la mala memoria de los cubanos y saben que en menos de una semana pueden volver a apretar de nuevo porque del anterior apriete o de la promesa incumplida ya nadie se acuerda.

Fidel Castro se cansó de mentirles a los cubanos y a los cubanos se les olvidaron todas esas promesas. Les pudo decir que Cuba en menos de diez años iba a ser una potencia económica a nivel mundial, que los ríos en lugar de agua transportarían leche, sin embargo, cincuenta años después los ríos no transportan ni agua. Si me pongo a contar todas las promesas y las mentiras que nos regalaron no se termina nunca este comentario, pero me basta recordar que aunque creamos que nuestra memoria es corta, no es tan categórica tal afirmación, lo que sucede con nosotros los cubanos es que tenemos el cerebro en el corazón. Muchas gracias.

viernes, 15 de mayo de 2009

Los hijos del maltrato



Fidel Castro no se cansa de ofender al Mundo, y el Mundo como si nada. Si cree que algún español dijo algo que no le gusta o comenta algo de su revolución, allá va y comienza a decir que los españoles son unos explotadores que asesinaron a los indios etc. Si la UE le pide que haga algunas concesiones políticas, dice que son lacayos del Imperio, y así con todo el que se le interponga en el camino. Ahora por estos días la tiene cogida con México. Esta ofendiendo a los mejicanos cada día y ellos que siempre han sido unos apologistas del régimen no reaccionen como debiera ser. Con el anterior Presidente hasta le sacó al aire una grabación privada y en lugar de ofenderse los mejicanos, lo apoyaron. Con Estados Unidos pasa lo mismo, Fidel Castro no se cansa de ofenderlo y este país no se cansa de hacer concesiones ¿es que acaso no se dan cuenta?

Fidel se pelea con la OEA porque no le conviene pertenecer a ella, se pelea con España para que no le pidan cambio, con Europa, con Canadá; a todo el que le pida cambios lo considera un enemigo. El iluso Presidente Obama es a quien más la ingenuidad lo va a maltratar. El régimen de la Habana recibe cualquier cantidad de mercancías de Estados Unidos, hace unos días salio en la prensa que hasta frascos con mezcla para daiquirí. Nueces finas. Papel para diarios. Pastel de queso. No existe una reglamentación para el comercio humanitario con la Habana, entonces ¿por qué tantas restricciones, escasez y necesidad alimenticia en la población cubana? Porque en los regimenes totalitarios la sola alimentación, el solo hecho de tener un pedazo de pan más grande que el de los demás marca la diferencia entre a pobreza y la riqueza, eso debían habérselo metido ya en la cabeza todo el mundo, el espectro político internacional. Castro no puede vivir sin una justificación a la cual poder echarle las culpas de las consecuencias de su totalitarismo. Muchas gracias.

viernes, 8 de mayo de 2009

A mi Madre

Mi Madre fue la primer disidente que conocí, recuerdo aun siendo un niño como la vieja discutía de política con todo aquel que visitaba mi casa, claro, en aquellos tiempos las discusiones no eran en alta voz ni publicas, sino, más bien en secreto, es decir, discusiones al oído. En casa nadie fue comunista, al menos emocionalmente; mi Padre siempre perteneció a una institución fraternal y mis hermanos no llegaron muy lejos en la escuela, o sea que no les dio tiempo de pertenecer siquiera al plan de preparación de ingreso, yo sin embargo, llegué un poco más lejos pero, aparentemente llevaba los genes de mi Madre tan a flor de piel que todos los intentos que hice para pertenecer tan solo a la juventud comunista fueron en vano. El mayor de mis hermanos se involucró en la dirección del comité de reclutamiento del Pueblo y logró pertenecer al partido, pero solo lo hizo de forma nominal, porque a decir verdad en casa nadie tenía fibra comunista; ciertamente a mi hermano le trajo muchas comodidades ser un miembro del PCC (Partido Comunista de Cuba) partiendo de la base que nunca fue un obrero común, sino que, toda su juventud la pasó dirigiendo empresas del Estado.

Siempre me pongo a buscar los motivos que tuvo mi Madre para ser tan disidente y no encuentro nada, lo que si he encontrado es una vida muy miserable, al menos hasta unos pocos años antes del triunfo de Castro. Mi Madre era la mayor de cinco hermanos que se quedaron huérfanos de Padre y Madre cuando solo ella contaba con catorce años de edad. El menor fue adoptado por una familia de La Habana, la que seguía, murió unos meses después de morir los padres, la otra fue a parar a un convento y el otro se quedó con mi Madre en la calle y sin llavín, o sea, la historia de mi Madre fue bien complicada socialmente hablando, solo unos años antes dé, fue que conoció a mi Padre quien hizo que su vida cambiara completamente. Mi Padre era un carpintero de los mejores, venía de una familia muy trabajadora y con cierta estabilidad social, al juntarse con mi Madre, construyó una pareja muy linda, de entrada le hizo tres barrigas a la vieja, una por año, luego, construyó su propia casa al gusto y después de diez años le hizo tres más, en una de ellas estaba yo. Aparentemente los diez años felices que vivió la vieja con mi Padre antes de la llegada de la revolución le hicieron olvidar las tristezas que le provocó a su familia el capitalismo, porque su familia murió literalmente hablando, de hambre.


En cierta ocasión mi hermano mayor llevó al secretario general del Partido del Pueblo a la casa a tomar café, no sé por cuales motivos a mi hermano se le olvidó el comportamiento disidente de la vieja, el caso fue que cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde. Después de tomar café, cuando tuvo la primera oportunidad, la vieja llamó para un rincón al tipo y le dijo: “Esta gente está destruyendo el País, y este muchacho no se acaba de dar cuenta, mira ver si le das un consejo pa’que no se involucre más con los comunistas”


Algunas personas tildaban a mi Vieja de loca, siento decir que siendo un niño llegué a creer ese cuento, luego comprendí que en Cuba para disentir como lo hacía mi Madre había que estar loco, por lo menos eso era lo que creía la mayoría, sin embargo, en realidad la historia ha demostrado quiénes en verdad son los locos. Muchas personas no les gustaba visitar casa, los amigos de mi Padre, aquellos que siempre fueron compañeros de escuela y trabajo, y que sabían en cierta forma del comportamiento de mi Madre y que incluso, algunos compartían, visitaban con poca frecuencia la casa, para no señalarse, porque la vieja no se escondía para arengar en contra del gobierno, y eso a muchos le podía hasta costar la libertad, a la vieja no, porque “la vieja estaba loca”.


Mi vieja fue una de esas madres cubanas que se sienten orgullosas de viajar por días para ver a su hijo en la cárcel, fue de esas madres que lloran de alegría cuando lo ven a uno tras balaustres esperando con ansias su visita. Mi Madre se siente orgullosa de mí, a mi Madre no le duele mi exilio como a mí…


Hoy estoy aquí, recordando a mi vieja, un día de las Madres, el día más lindo que tiene la existencia del hombre, dejando caer lagrimas sobre el teclado que empañan mis ojos y casi no me dejan ver, a noventa millas del amor de la vieja, con la esperanza de volverla a ver, de darle un beso, un fuerte abrazo y al menos, una flor. Mi Madre fue mi primer disidente, mi guía, mi luz, por ella hoy me siento libre. Se que no va a leer estas letras, se que no escuchará mi voz, que no sentirá el calor ardiente de mis labios en sus mejillas, que no verá mi cara, pero tiene algo presente, sabe que siempre está en cada latido de mi corazón, en todos los segundos de mi existencia, siendo día de las Madres, o no. Muchas gracias