martes, 30 de septiembre de 2008

Reseñas de un peligroso viaje III

Las protestas abiertas de los cubanos no se detienen, todos hablan y critican al gobierno aparentemente sin temor a las consecuencias, yo estaba allí, yo lo vi. Una señora protestaba en el mercado de Carlos Tercero por la falta de productos alimenticios, por el desabastecimiento, no había huevos ni mantequilla, el poco pollo que lucían los anaqueles estaba esquelético y el picadillo tenía muy mala presentación. La Sra. exigía a la cajera que la atendía muy cortésmente, le pedía explicaciones, y la cajera se la dio, y mira que se la dio.
- Yo no tengo la culpa de esto, no me exijan a mi…Yo paso todos los días por frente de la Plaza de La Revolución y nunca he visto fila de gentes allí pidiéndole una explicación al gobierno…vayan allí y quéjense, no la cojan conmigo que yo estoy tan o mas obstinada que ustedes.

Unos días antes de llegar yo a Cuba el gobierno había elevado el precio del combustible en un cuarenta por ciento y en camino estaba un alza de los productos de primera necesidad en un sesenta por cientos, en algunos la subida seria de hasta un cien por ciento, nadie me lo contó, yo vi la circular, una de mis sobrinas trabaja en una tienda recuperadora de divisas TRD y me mostró el documento. ¿Por qué el gobierno dio marcha atrás a las medidas? Simplemente por temor a una manifestación de protesta generalizada, era obvio que podía suceder y aun lo es. El gobierno triunfalista como siempre se empeña en rechazar la ayuda de Europa y Estados Unidos y el pueblo pide a diario explicaciones. Las reservas se están agotando, se están comiendo las pocas bananas que derribaron los huracanes y cuando eso se acabe la cosa se va a poner peor. La gente dice que para comer en Cuba basta con poner una java al lado del televisor y el alimento cae directamente de la pantalla. Según el gobierno, en Cuba no hay crisis, todo esta bien y la recuperación es inevitable, eso es puro triunfalismo, puras mentiras, por lo menos los lugares por donde pasaron los meteoros jamás serán los mismos ¿de dónde van a sacar los materiales para reconstruir sus casas destruidas si durante cincuenta años el gobierno no ha tenido la capacidad siquiera de venderle pintura al pueblo para que pinte aunque sea la fachada de sus casas? solo basta darle una mirada a cualquier ciudad de Cuba para saber que desde que triunfó la revolución jamás se han pintado. Los materiales de la construcción que entran al país solo son usados para la infraestructura turística, la Habana se cae en pedazos y en su lugar se construyen parques.

El domingo pasado en la mañana fui a un mercado campesino que hay en los bajos de un edificio antiguo, inhabitable, que está entre las calles de Infanta y Carlos Tercero, fui a comprar algo de viandas y en comentario con mi cuñado le advertí del eminente derrumbe que podría suceder en esa esquina. Presumí del posible derrumbe porque el edificio estaba bastante deteriorado, salían plantas de sus paredes y en una esquina de un balcón apuntalado crecía una palma cana bastante grande.

El lunes cuando venia de regreso para Miami pasé por el lugar, el edificio de marras se había derrumbado en la madrugada, gracias a Dios que se cayó de noche, de lo contrario muchas fueran las victimas fatales. Tienen suerte después de todo, si esa antigua y pesada construcción se llega a caer en pleno ajetreo habanero los muertos hubieran sido demasiados. Allí, en medio de Infanta estaba la mole de rocas, balcones y paredes desplomadas.

Luís Alberto Ramírez - Miami

lunes, 29 de septiembre de 2008

Reseñas de un peligroso viaje II

Cuando se abrió la puerta del aeropuerto el calor de la calle me dio un golpe desagradable al rostro, el repugnante olor, mezcla de gasolina, aceite quemado, humo de caucho y cigarrillo negro parecía cortarme la respiración, no fue hasta que poco a poco me fui acomodando al nuevo ambiente que pude respirar con soltura. Muchos años fuera de aquella tierra, ya no estaba acostumbrado a ese olor ambiental tan peculiar y paradójicamente acogedor.

Todos me esperaban con feliz semblante. Cariñosos besos y abrazos se repartieron sin escatimación alguna. Un taxista alto en verdad, se apresuró a brindarme sus servicios, medía casi siete pies, cara arrugada, parecía acabadita de sacar de una botella, uniforme blanco y negro, empercudido y con leve olor a sudor. El taxi estaba peor que él, tenia oxido por doquier, el interior sucio a más no poder, no tenia aire acondicionado y el motor sonaba infernalmente y olía a rayo encendido. Emprendimos viaje al apartamento de mi hermana que queda por allá por el Cerro, exactamente en Ayestaran y Bruzon. La avenida Boyeros, yo creo que Boyeros de avenida ya no tiene nada, la carretera está completamente deteriorada, el muro que divide las vías parece tener mas de mil años, está despreocupadamente sucio, las luces que supuestamente alumbran la avenida no alumbran casi nada y los semáforos no se sabe si tienen luces verdes, amarillas y rojas o simplemente opacas luces. Siempre Cuba fue un lugar de mucho ajetreo poblacional, pero ahora parece haberse agudizado ese ir y venir de gentes ociosas jaba en mano sin saber para donde van ni de donde vienen. Un amigo mío hace algún tiempo en forma de chiste me dijo lo siguiente “Los cubanos son distintos a todos los seres humanos” ¿por qué? Le pregunté ingenuamente. Mi amigo me respondió con una sonrisa burlona en su rostro “Porque los seres humanos se dividen en tres y el cubano en cuatro” ¿cómo así? Pregunté aun mas intrigado. “Porque los seres humanos normales se dividen el cabeza, tronco y extremidades, y el cubano se divide en cabeza, tronco, extremidades y java” Yo no lo había notado, es cierto, cuando vivía en Cuba yo también quizás pertenecía a esa especie, pero no me di cuenta hasta ahora que lo veía desde las gradas ¡es verdad! Todos andaban con una bolsa de nylon en su mano, algunas vacías otras con algo en su interior, pero ciertamente todos tenían java.

Esa noche casi no pude pegar los ojos, estaba fuera de mi casa y debía adaptarme a las nuevas condiciones, sin embargo, dormí relativamente bien. Temprano en la mañana me encaminé al Hotel Chateu en Miramar a recoger el auto que desde Miami había alquilado. Cuatrocientos cuarenta dólares por nueve días pagué en una agencia del sur de la Florida, sin embargo, en Cuba tuve que pagar 15 diarios por el seguro, tres al día por el chofer asignado y $ 250 de deposito, pero lo trágico de esto no es lo altamente caro del alquiler sino, que el dinero que se paga en Cuba es con el descuento del 20 % que hace el gobierno de Cuba, es decir, en este sentido se multiplica la estafa. Cuando vi el auto quise deshacer el contrato pero ya era tarde, según el funcionario si deshacía el contrato perdía los $ 440.00 que di de depósito en Miami. No más alternativa, quedarme con el auto era lo razonable. Hasta ahora no se que modelo era. Un Kia pequeño, de cuatro plazas, mecánico, blanco por fuera y sucio por dentro, lo único que tenía bueno era el aire acondicionado.
Luís Alberto Ramírez - Miami

viernes, 26 de septiembre de 2008

Reseñas de un peligroso viaje I

La nave aérea fletada por la compañía de viajes a Cuba era pequeña, tan pequeña que no tenía servicio sanitario y con solo capacidad para diecinueve pasajeros. El despegue fue aceptable, la trayectoria corta, pero el aterrizaje fue de locos, aquel artefacto volador descendía por intervalos, como cayendo súbitamente, sin control alguno, el temor se apoderó de los pasajeros y nadie dijo una sola palabra hasta estar seguros en la pista.

Cuba es totalmente infuncional, solo basta llegar al Aeropuerto Internacional José Marti para comprobarlo. Afortunadamente no había muchos pasajeros dentro del inmueble, solo los diecinueve que venían en mi vuelo. Una breve revisión de documentos y la declaración de aduanas. Preguntas muy simples y prohibiciones absurdas.

Una morena de facciones finas, alta, estacionada a un costado de una báscula electrónica me preguntó:

-¿Traes algún equipo electrónico?

-Si. Asentí haciendo un movimiento de cabeza.

¿Qué es?

-¡Un VCR!

-¿Un qué?

-Un equipo de ver videos. Expliqué.

-Ah…

-Fulana… cuanto vale un video. Preguntó a una mulata diminuta y rechoncha que estaba conversando animadamente con un joven delgado, bien delgado con la cara llena de baches.

-¡Ciento cincuenta dólares! Contestó la aludida sin siquiera pensarlo.

Me sorprendió esa respuesta ¡Ciento cincuenta! Ni que fuera de oro (si tengo que pagar esa suma lo llevo de regreso para Miami) pensé. La morena alta de facciones finas repitió la pregunta, esta vez lo hizo dirigiéndose a una mulata de cabello pintado de amarillo, cuerpo de ballena y cintura de tortuga.

-¡Treinta dorares! Dijo la gorda apuntando con su mano derecha a una garita con ventana de cristal incrustada en una pared del inmueble, cerca de la puerta de salida.

-Apúrate… paga eso antes que alguien ponga otro precio. Dijo la morena bonita entregándome un papelito con la suma escrita.
Pagué el “impuesto” y me dirigí a la puerta de salida, un joven delgado, el mismo que momentos antes conversaba animadamente con la mulata diminuta me pidió le mostrara el tiquet del equipaje…en ese momento no aparecía el dichoso tiquet, aparentemente lo tenia traspapelado con los documentos de viaje. El joven ni corto ni perezoso extendió su mano y la introdujo en un cesto de basura que estaba en un costado de la puerta y extrajo de su interior un tiquet ya revisado, lo comprobó con el que tenia mi maleta y dando a entender que eran los mismos me dijo:

-No te preocupes ya tengo el tiquet…ya puedes salir…regálame algo para el café.

Le di un billete de diez dólares y con una sonrisa mas ancha que la desembocadura del Río Almendares me abrió la puerta.

-¡Disfruta la estancia!

martes, 23 de septiembre de 2008

Honrar honra

"Los opositores cubanos simbolizan lo más sublime de la realidad cubana"
En un reciente viaje a Cuba por motivos del Huracán Gustav pude hacer contactos con la oposición interna. Con el primero que contacté fue con el Dr. Raúl Borges quien preside junto a Maira Morejón el Partido por la Unidad Demócrata Cristiana de Cuba, luego, por vía de ellos hice contacto con miembros del Frente Cívico Femenino Gladis Núñez quienes se califican como grupo de apoyo a Las Damas de Blanco. Pude comprobar personalmente que estas damas de apoyo y el Partido en cuestión pasan demasiadas vicisitudes para realizar su lucha. No hay que decir que el gobierno de Cuba hace lo imposible por obstaculizar el trabajo de estos valientes hombres y mujeres, que dicho sea de paso, llevan sobre sus hombros el decoro de toda Cuba, por tanto, viendo que estos luchadores no tienen asegurado ni el mas mínimo medio de trabajo incluso de subsistencia, me comprometí con ellos a hacer todo lo que esté a mi alcance para hacerle saber al mundo sobre su existencia y ayudarlos en lo que me sea posible. Es por ello que abro el blog abajo a su nombre, primero, para que el Mundo los conozca y segundo, para que como mínimo los ayude a luchar y sobrevivir en ese mundo tan hostil.

http://pudc.blogspot.com/

Por favor ayúdame a dar a conocer mundialmente esta realidad.

Un abrazo. Luís Alberto Ramírez

jueves, 4 de septiembre de 2008

¿Dónde amarro la chiva?

"No es hora de lamentarse, de esperar que las cosas pasen, es hora de actuar, de hacer que las cosas pasen"

Las noticias que llegan de Cuba son realmente preocupantes, específicamente las que llegan de la parte occidental del territorio por donde pasó el ojo del huracán Gustav. Soy nativo del pueblo de Los Palacios y allí vive la mayoría de mi familia, padres, hermanos sobrinos y primos y sé por informes telefónicos que allí no quedó donde amarrar la chiva.

Los vientos de Gustav fueron devastadores, la mayoría de las viviendas perdieron los techos y un sesenta por ciento fueron destruidas totalmente. En estos momentos que escribo esta nota me informan desde allá que no hay electricidad, y por consiguiente no hay manera de preparar alimentos. El gobierno con su política de “revolución energética” acaba de darse cuenta que cometió un estruendoso error al sustituir las formas de cocinar tradicionales por aparatos eléctricos. No hay keroseno, gas ni ningún tipo de combustible que pueda ser usado en la preparación de comestibles, solo la forma mas prehistórica es usada en estos momentos para meramente apalear el hambre.

El mundo tiene que hacer algo para ayudar a Cuba, ahora no importan las diferencias políticas, ahora solo debe prevalecer la solidaridad humana. Hago por esta un llamado a Europa, Asia, Estados Unidos y América Latina para que en una hora como la actual se solidaricen con el pueblo cubano y no permitan que se agrave aun mas su sobre vivencia. Estados Unidos y el exilio cubano debe decir presente primero que nadie. No importa quien o quienes distribuyan la ayuda, lo mismo las Iglesias, los grupos civiles y opositores o el gobierno, todos son en estos momentos herramientas necesarias para evitar una catástrofe aun mayor. Debemos dejar a un lado las diferencias políticas y actuar a favor del que lo necesita. El huracán Gustav cruzó por el medio de la provincia de Pinar del Río, en San Diego de los baños se registraron ráfagas de 217 millas por hora, nunca un huracán ha azotado territorio cubano con esa ferocidad. Lugo entonces debemos soslayar las pocas imágenes salidas del epicentro de la tragedia y concentrarnos en la magnitud práctica del desastre. El gobierno cubano debe dejar a un lado su retórica triunfalista y permitir que el mundo ayude al pueblo a apalear la crisis, el humanismo en estos momentos críticos para la población occidental de Cuba debe ser base fundamental de las autoridades cubanas. Hay que hacer una moratoria política por ambas partes y ayudar a nuestros hermanos, no hay espacio para sectarismos en estos momentos. Cuba necesita hoy más que nunca de la solidaridad del Mundo, del uso creativo de la razón y del amor de sus hijos, seamos pues consecuentes con esa necesidad, yo por mi parte, porque soy hijo de Cuba y justamente del Pueblo de Los Palacios ya tengo hecho mis maletas, en estos momentos me importan un bledo las consecuencias. Muchas gracias.

Luís Alberto Ramírez. Miami

lunes, 1 de septiembre de 2008

En memoria de Los Palacios

Ahora que mi Pueblo natal a quedado prácticamente en ruinas me viene a la mente su historia, la pequeña historia que en el viví y que no deseo que quede en el olvido' 

De mañana temprano, cuando todavía los gallos no han dado la bienvenida al día, ya la vida en Los Palacios despierta; El gigantesco y mas grande molino arrocero de toda Latinoamérica que nunca descansa acoge en su seno a cientos de trabajadores que viven modestamente del fruto de su trabajo; en la lejanía, un Central con sus ardientes chimeneas escupe humo blanco para orgullo del batey, del batey del Central. Los camiones cargados de obreros del campo con sus vestimentas de color verde tierra, comienzan a rugir sus motores en cada calle, en cada rincón, recogiendo la mano que preñará la tierra de sus frutos, en las oceánicas arroceras, en los cultivos varios y en las inmensas bananeras. El ferrocarril rugiente y de pesado andar interrumpe el cruzar constante de gentes apuradas por llegar, cada cual, donde debe llegar; bicicletas en manadas se pueden ver por la calle principal, y en cada una, un palaceño cordial… unos conversan mientras pedalean, otros silban una bella canción a la aurora, una aurora que poco a poco va haciéndose ver, despertando, dejando escuchar el cantar de los gallos, el piar de las gallinas y el constante revoleteo y trinar de los  gorriones juguetones que se alborotan en cada árbol, en cada hoja, en cada flor.

 Siempre fue así, allí nací, así fue que lo viví y así lo recuerdo. Sin embargo, sé que la triste realidad ha hecho de mis recuerdos una estatua fría de un pasado que quedará en mi mente inmóvil, sin más avance, pero con la ilusión de que un día recobre su esplendor, no en los recuerdos sino, en la realidad de un futuro mejor.

 Ya no hay camiones rugiendo por las calles en busca de trabajadores, el tren dejó de cortarle el paso a la gente, ya nadie silba una melodía a la aurora, porque de nada sirve que aparezca la aurora, ya no hay gorriones jugueteando en cada árbol, en cada hoja, ni en cada flor, porque ya en la calle principal no hay árboles, ya no hay hojas, tampoco flor, solo bancos de granito fríos en medio de un paseo donde no se pasea....Calles agujereadas por el uso y el pasar de los años, casas opacas, fachadas empolvadas de tierra sucia, y aceras atestadas de gentes inmóviles, ociosas, y tristes sin nada que hacer y nada que agregar, zombis en busca de que comer o que tomar. Rincones llenos de pobladores con una bolsa plástica en la mano, en espera de la limosna gubernamental, hablando en vos alta de asuntos que a nadie enseñan, que a nadie educan y que a nadie debe importar. Jinetes a caballo llenando de estiércol y mal olor el ambiente por falta de medios de locomoción. Todo un panorama de  tristeza que envuelve a cada uno de los pobladores de este Pueblo, y que arranca las alas del corazón de los que antes lo vivieron, y ahora lo ven.

 De las entrañas de la tristeza, nacen los recuerdos, pero los recuerdos no agregan, solo paran el avance del tiempo, y la realidad no da paso a la esperanza, y se estanca, y se hace constante, diaria, firme en lo actual. Y yo recuerdo aquel pueblo, mi pueblito natal, tal y como era, como debía estar.

 En mi barrio, en la calle de mi ya vieja descuidada casa, la casa de mis padres, había tres bodegas, una, en la esquina, otra, en la otra, y por ultimo, el quiosco de Félix, en mi memoria está aun vivo el recuerdo del quiosco, no así las bodegas, ya para cuando yo tuve la capacidad de enclosar recuerdos las bodegas habían sido confiscadas por el castrismo. Pero no se me olvida el viejo Félix y su quiosco, pero mas recuerdo lo que allí podía adquirir, las golosinas caseras que la familia de Félix confeccionaba, mayormente golosinas para niños, refrescos, dulces, chambelonas, panecillos etc.

 Recuerdo con gran nitidez al quiosco de Félix, pero aun mas recuerdo su mejor y mas sabrosa golosina, “el mojón de negro” un dulce parecido a su nombre, confeccionado con miel, coco rallado, gofio, y azúcar quemá. Todos los días mi padre (que en paz descanse) me daba un real para mi acostumbrada merienda, un mojón de negro acompañado con un refresco de albaricoque; había de otros gustos los refrigerios fríos en verdad, de fresa, que mas parecía medicinal, tenia gusto a venadrilina, las gentes le llamaban “liquido de freno” por su color “Dame un liquido de freno ahí Félix” escuché a mas de uno decir, también los había de manteca’o, de naranja, limón, ¿y las postalitas? Ah eso era genial, las chinatas, bolas como le dicen en la capital, pero el “mojón de negro” para mi era vital, acompañado con mi albaricoque bien frío. Aun conservo con espesa claridad aquellas estampas de mi niñez.

Pero a Félix también le llegó su hora, le confiscaron el quiosco y todo lo que dentro tenia, el frizer, la nevera, el mostrador refrigerado y entre todo “el mojón de negro” mi albaricoque, y para cerrar con broche de acero, su vida. Unos meses mas tarde Félix murió de una “embolia” dijo mi madre, pero yo sé que no fue de eso. La hija también murió, se prendió fuego, en fin, la familia desapareció, no sé si algunos de sus miembros aun viven, en Cuba, en Miami, no sé, lo que si sé, es que aun vive en mi memoria el albaricoque, el “mojón de negro” y mi pueblito natal.