martes, 23 de febrero de 2010

La guerra contra el cocinero


Una declaración de guerra contra el cocinero se estaría gestando en la última pasada reunión del Grupo de Río. La partida de idiotas que nos gastamos en nuestros países aun con los ojos en la nuca van derramando por todo el continente su odio contra Estados Unidos. Son una partida de envidiosos que no ven más allá de sus propios desatinos e incapacidades, y en lugar de encontrar soluciones prácticas para acabar con la desigualdad y la pobreza en América latina, se dedican a reunirse en cuanta cumbre se ha inventado para culpar al mundo de su imbecilidad.

Ahora pretenden crear, por iniciativa del imbecil de Chávez y la partida de idiotas y oportunistas que lo secundan en la iniciativa del ALBA, una organización que suplante la OEA. En el año 1986 crearon el grupo de Río precisamente para esto, pero aparentemente este grupo no le es lo suficientemente grande a la trasnochada izquierda bolivariana y empezaron a cocinar otra.

El caso es que son tan idiotas que aun sin comenzar a implementar y/o poner en práctica la idea ya se están peleando. El cobarde de Chávez comenzó su ya acostumbrada perorata insultando a cuanto guanajo se le ocurre ofender; esta vez tuvo un encontronazo con su homologo de Colombia quien lo llamó cobarde y lo instó a que fuera varón ¿Qué cosa es eso? Ahí tienen, con esos condimentos no creo que puedan siquiera freír un huevo, mucho menos cocinar una integración regional seria.

El caso es que mientras esta partida de idiotas discute a toda pompa quien es el más idiota de todos, los pueblos de la región se mueren de hambre. Debían hacer lo que Europa, tratar de unir todas las fuerzas del continente en una sola integración. Dejar a un lado el chovinismo, el nacionalismo hipócrita y el narcisismo en beneficio de todos los pueblos latinoamericanos.

¿Quién ha visto una integración regional para defender la democracia impulsada nada más y nada menos que por Hugo Chávez Frías y Raúl Castro? Eso solo se le ocurre pensarlo a un perfecto idiota. Nadie con sentido común puede poner a un lobo a pastorear ovejas.

Desgraciadamente esos son nuestros políticos, son los imbesiles que nos gastamos en nuestra América sufrida, gentes que en lugar de ayudar en la cocina, le declaran la guerra al cocinero.

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