
Para nadie es un secreto que si no fuera por el exilio cubano ya hace rato Cuba se hubiera convertido en un gran lago de sangre. Después del desmerengamiento del campo socialista, la diáspora cubana ha cargado sobre sus hombros la responsabilidad de la subsistencia de la población cubana, aun cuando la dictadura se empeña en castigar abusadoramente y sin piedad nuestro amor y bondad para con nuestros hermanos. Sin embargo, eso, hasta cierto punto es lógico, pero que supuestos hermanos nos traicionen, y hagan daño por el solo hecho de ser una comunidad exitosa, es mucho más que una necesidad de celos o sentimientos de envidia. Napoleón decía que “la envidia es la demostración más clara del complejo de inferioridad de un ser humano” pero ¿Quiénes en este caso son los que tienen ese complejo enredado en sus entrañas que no pueden vivir sin hacernos daño? El mundo entero nos ha visto cabalgar durante estos largos cincuenta años y todos, de una forma u otra, nos ha ladrado. Estados Unidos es quien encabeza sutilmente este comportamiento porque sabemos que a río revuelto, ventaja de pescadores, aun así, seguimos cabalgando.
¿Qué necesidad tiene Juanes de gastarse trescientos mil dólares de su fortuna personal para pararse en una tarima como si fuera un títere acompañado de los más emblemáticos músicos progubernamentales cubanos y cantarle a la paz? Que raro está eso. ¿No sería mejor gastarse esa plata en los niños de la calle en Colombia? Eso con toda seguridad no lo hace un artista cubano. Un artista cubano seguramente si tiene que gastar cualquier cantidad de dinero en un concierto por la paz donde lo que hace falta es libertad, lo manda para Cuba para que unos cuantos cubanos no se acuesten sin comer, aunque el precio a pagar sea engordar las arcas de la dictadura, porque ningún artista cubano exiliado tiene nada que envidiarle a nadie, en consecuencia no tiene la necesidad de tirar piedras.
Claro que Juanes, Olga Tañón, Miguel Bosé y todos los que los acompañan tienen derecho a participar en un concierto donde mejor les convenga, por la paz de ellos o la de los sepulcros, lo que no tienen derecho, moralmente hablando, es a querer hacernos creer que ese concierto es apolítico, que es solo una representación artística a favor de la paz, porque a nosotros los cubanos nos podrán acusar injustamente de todo, incluso de ser chovinistas, de lo único que no se nos puede acusar, ni injustamente es, de come mierdas. Muchas gracias.
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