domingo, 10 de enero de 2010

Un espía por navidad

La relación política bilateral entre Cuba y Estados Unidos más parece una película de esas malas, protagonizada por Silvestre Stalone, que un hecho de la política real. Es un film que no sirve para nada, pero que al mundo entretiene.

En casi todas las interminables telenovelas mediocres que se ven hoy día, existe una constante, alguien sabe un secreto muy importante pero no puede decirlo porque los obstáculos se presentan a diario, solo al final de la novela, después cientos de interminables noches, escuchando cuanta estupidez y con pena ajena de ver tanta mala actuación, se revela el secreto, los dos se casan y son muy felices, sin embargo, se acaba. Lo de Cuba y Estados Unidos parece no tener para cuando acabar. Hay un secreto muy sensible enredado en esa relación que no hay quien lo revele, y aparentemente esa novela no va a tener, como todas, un final feliz.

Ahora aparece un nuevo capitulo de los miles que hemos sufrido en estos últimos cincuenta y un años ¿se imaginan ustedes meterse obligado una telenovela mal actuada, todos los días, incluso sábados y domingos, durante cincuenta y un año? Solo los cubanos tienen ese aguante. El capitulo que estamos viendo en estos momentos ha de llamarse “Un espía por navidad” y la trama suena así, más o menos.

“Llega el americano a La Habana cargado de teléfonos celulares, ordenadores portátiles y cuanta bisutería es normal en cualquier parte del mundo menos en Cuba; entra por el aeropuerto y lo dejan salir sin siquiera preguntarle para qué quería tantos teléfonos celulares, la funcionaria entendió quizá, que el hombre iba a poner en el país un negocio mixto de telefonía celular. Luego va a cuanto centro religioso tolera el estado y entrega las bisuterías como cual Papá Noé. Todas las entregas las hace sin obstáculo alguno, sin embargo, una vez en las instalaciones de la Terminal aérea cubana, preparado para abordar el vuelo de regreso a casa, es detenido y conducido a las mazmorras castristas y acusado de espía y cuanta idiotez se le ha ocurrido al gobierno cubano”. ¿Tiene esto sentido? ¡Claro que no! ¿Entretiene? ¡Claro que si!

Las conversaciones a escondidas entre los malos, al margen de los buenos en las telenovelas, son para hacerle la vida un trapo de cocina al protagonista, en la novela que facturaron Castro y la alta política americana también, solo se reúnen para hacerles la vida más difícil a los cubanos. En el capitulo que nos ocupa parecen haberse reunido para escribir el guión de este año 2010 y comienza justamente con el intercambio de espías, tu me das uno nuevo del 2009, yo te devuelvo cinco viejos del 2000, negocio redondo, uno nuevo por cinco viejos.

Parece un chiste pero no lo es, es la puesta en escena de una obra mediocre pero que ha funcionado a la perfección, como el mecanismo perfecto de las piezas de un reloj.

En este capitulo han copiado a Don Rafael del Junco y su silencio absoluto. Nadie sabe el nombre del contratista espía que repartió como si fuera Papá Noé teléfonos y ordenadores a diestra y siniestra. El departamento de Estado americano dice que el hombre entró a Cuba a entregar herramientas de comunicación a entidades religiosas afectas al estado cubano y en Cuba dicen que fue a repartir herramientas de comunicación y computación a opositores y grupos terroristas para fomentar el terrorismo interno. Ellos mismos en su estira y encoje, con sus dime y diretes se echan pa’lante como comunes carritos de helados.

Por la parte americana se delatan descaradamente porque dicen que la ayuda no era para disidentes y opositores sino, para grupos progubernamentales cubanos, de ser cierta esta afirmación, cabe entender entonces que la ayuda asignada por el congreso americano para fomentar la democracia y la libertad en Cuba esta siendo usada para todo lo contrario. Y por la parte del gobierno cubano admite que para ellos, la comunicación, y la información entre los cubanos es un acto de terrorismo interno.

El hecho cierto es que las mentiras y los acuerdos entre ambas partes parecen no tener la fuerza de antaño, con Fidel en vida, derribaban un avión americano en pleno vuelo asesinando a ciudadanos, y engañaban al mundo diciendo que la peligrosa nave de papel iba a bombardear escuelas y círculos infantiles y Estados Unidos respondería agresivamente firmando una ley vieja con mucho bolígrafos para regalarlos a los lideres del exilio. Ahora no, ahora ni siquiera han rebelado el nombre del contratista, porque aparentemente la agencia que se encarga de manejar los dineros asignados por el congreso, no se ha dejado manipular. Empero este capitulo no es muy complicado, acaba seguramente la primera escena con el intercambio de espías, un logro más de la revolución cubana sobre el imperio, y para Estados Unidos un modo de no mover mucho la mier… y esperar que el que venga atrás que arree.

Por la parte que nos corresponde a nosotros los cubanos, seguiremos votando por el candidato que nos prometa una Cuba libre, y en la Isla la vida seguirá igual, con la boca abierta como pichones hambrientos en el nido esperando que la comida la traiga en el pico el águila del norte. Muchas gracias.

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