sábado, 13 de marzo de 2010

¿Quien es el último para morir?

No se conoce ningún caso en la historia de la humanidad donde los pueblos hacen filas para morirse. El martirologio humano se desprende de la necesidad que tienen los pueblos de luchar hasta la muerte por un ideal, por una esperanza o por encontrar el camino de la libertad y los derechos, sin embargo, nadie se ha exigido así mismo la vida para que los demás vivan. El pueblo de Cuba parece estar sentando un precedente, porque los que cargan sobre sus hombros la honra de ese pueblo, parecen estar pidiendo el último para morir.

El licenciado Guillermo Fariñas tomó la antorcha del féretro de Orlando Zapata Tamayo y el profesor Félix Borne Carcaces prometió tomar el lugar de Fariñas una vez este muera. De convertirse lo que sucede actualmente en Cuba en una constante o un “copicat” al régimen de los Castro no le va a quedar más remedio que tirar la toalla o en su defecto, el mundo le va a exigir que abandone el cuadrilátero.

El régimen de la Habana se ha quedado sin argumentos. Ya no se puede justificar el encarcelamiento de ningún opositor cubano con la acusación de ser agentes del imperialismo, porque ningún agente, ni del imperialismo ni de ninguna otra potencia extrajera regala su vida pacíficamente con la exigencia de que los demás vivan, porque solo una conciencia comparable con la de Jesús, abre sus manos a la muerte por otra cosa que no sea la gloria eterna. No hay dinero en el universo con la fuerza suficiente para traer de nuevo a la vida a nadie.

Cuando Jesús dio su vida en la cruz por la humanidad, el sabía quien era, a qué vino, y por el calvario que debía pasar, los patriotas cubanos no, ellos solo saben que Cuba precisa de un último sacrificio, un aldabonazo que dé, de una buena vez al traste con cincuenta años de calvario.

Muchos pueblos en el mundo se sacrifican por diversos motivos. Los radicales musulmanes creen que si entregan su vida serán recompensados con un viaje fantástico a algún lugar donde la leche correrá por los ríos y las vírgenes estarían a su disposición en todo momento. Los japoneses medievales se auto flagelaban por moralistas y los imperialistas por honor, pero todos morían de una vez, y no hacían de la muerte un calvario de interminables días, tampoco hacían fila para morir, solo en Cuba está sucediendo eso. Y es que los patriotas cubanos no tienen otro modo de decirle al mundo que su lucha es justa, que no son lo que la dictadura cubana dice que son sino, todo lo contrario y aun así, muriendo a plazos, hay gobiernos que no los entienden, hay gentes en el mundo que no escucha.

¿Qué más tienen que hacer los cubanos para que el mundo acabe de comprender de una buena vez que el gobierno de Cuba es una dictadura dinástica que oprime, explota y asesina a su pueblo todos los días de Dios? Dos millones de exiliados, más del diez por ciento de la población ha pasado por las cárceles, decenas de miles de refugiados anualmente, decenas de miles huyendo en cualquier artefacto flotante sirviendo de alimento a peces y tiburones en el estrecho de la florida y por último, y como colofón a esta dolorosa lucha, la muerte voluntaria, a plazos y por turnos de los opositores y disidentes. Aun así no es suficiente, amen de las declaraciones en el seno del parlamento europeo, nuestro aliado natural no ha dicho nada, mucho menos ha condenado la necedad del gobierno de Cuba al negarse a liberar a los presos enfermos que mueren en la cárcel, y permitir que un cubano más muera lentamente por proteger a los enfermos. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos se han desentendido del asunto y Brasil con Lula a la cabeza, ha ofendido la honra del Pueblo cubano al comparar a los patriotas que mueren voluntariamente, con los delincuentes comunes de las cárceles de Río o Sao Paulo.

Para que el mundo entienda de una buena vez que Cuba precisa de cambios, democracia y libertad ¿tendrá que apuntarse en la lista de la muerte todo el pueblo de Cuba y pedir el último en la cola? Eso sería imposible, porque aun en los regimenes más medievales de la historia, los tiranos han tenido seguidores, sin embargo, en Cuba la fila sería tan grande, que nuestro calvario acabaría antes que otro patriota muera.

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