viernes, 24 de julio de 2009

No me achuches compadre

El ex-Presidente hondureño Manuel Zelaya está incitando al pueblo de Honduras a una guerra civil. El conflicto se da por la negativa de éste de aceptar que su propuesta de vitalizarse en el poder no tuvo la aprobación de las fuerzas vivas hondureñas, Las instituciones que representan al pueblo y hacen valer la democracia y respetar la carta magna determinaron que el ejecutivo estaba rompiendo las reglas y por lo tanto tenía que cesar en sus funciones. Lo sustituyó conforme a la voluntad institucional mayoritaria y Zelaya se niega a aceptarlo.

Pero el conflicto pudiera haber tenido un desenlace interno pacifico si las fuerzas izquierdistas desestabilizadoras externas no hubieran metido sus cascos en los asuntos internos del país centroamericano. Zelaya se enamoró de la desfachatez, la inmoralidad y el izquierdismo del presidente venezolano y esto lo llevó a creer que los hondureños pertenecían a la escasa multitud de perfectos idiotas latinoamericanos que permitieron que un pequeño grupo de comunistas trasnochados les robaran su futuro.

Sin embargo, en lugar de reflexionar y usar el buen juicio, el ex Presidente se monta en una caravana chavista y pretende desestabilizar a su país haciendo correr la sangre. Achuchado por el cobarde mayor venezolano, Zelaya está cavando su propia tumba y no se acaba de dar cuenta que su ambición de poder lo ayudará a cavar muchas más.

El conflicto, no solo va a acabar con las ambiciones de Zelaya sino, que va a llevar al presidente Chávez a cometer su último error y juntos encenderán la mecha que dará fuego al continente. Las fuerzas izquierdistas y desestabilizadoras continentales se han envalentonado después que la presidencia de Estados Unidos la asumió un presunto correligionario, se han dado a la tarea de meterse en todos los asuntos internos de otros países para introducir sutilmente en ellos la doctrina del socialismo chavista o del siglo XXI, y de camino secuestrar las constituciones por medio del fraude y la mentira para dominar las sociedades libres del continente. Pero eso con los hondureños pasó de ser casi una realidad, a ser solo un sueño.

Zelaya va a entrar a Honduras con la complicidad del actual gobierno nicaragüense y achuchado por el Presidente Chávez, pero va ir a parar directamente con sus huesos a la cárcel con todos sus seguidores envueltos en sus banderas blancas. Y para bien de la democracia y la estabilidad del continente, este hecho, en lugar de envalentonar a las fuerzas desestabilizadoras del continente, les mandará un mensaje muy sencillo “No es verdad que en Suramérica abunda el perfecto idiota latinoamericano” Muchas gracias.

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