martes, 11 de noviembre de 2008

"Recuerdos del futuro II"

Existen aspectos históricos de la política de Estados Unidos hacia Cuba que son justamente preámbulos fundamentales para un reestablecimientos de relaciones, y para que se llegue a un derogamiento de las sanciones comerciales impuestas por La Casa Blanca al régimen de la Habana desde 1962. Libertad para todos los presos políticos y de conciencia, libertad política y participación civil y por último, libertad económica. Estas han sido bases fundamentales para una relación normal entre ambas orillas; esto todos lo saben, pues bien, aparentemente con la subida de Obama al poder parece que a todo el mundo se le ha olvidado y abogan porque el nuevo mandatario americano tenga un acercamiento con La Habana y promueva el reestablecimiento de relaciones bajo las premisas expuestas anteriormente, tal parece que los cubanólogos proyectan sus memorias al futuro, como si ese futuro que esbozan no fuera simplemente fracasos de un pasado.

En un artículo del historiador cubano Rafael Rojas publicado en el diario digital ElPais.com y reproducido mundialmente parece ser que esta estrategia es algo nuevo, una propuesta que debe salir de la nueva administración para por fin, llegar a un entendimiento con los hermanos Castro. Dice Rojas en lo fundamental del articulo “Si el nuevo presidente honra sus compromisos de campaña eliminará las restricciones a viajes y remesas que la pasada Administración aplicó contra el Gobierno cubano. Esa medida, incorporada a una estrategia de negociación del levantamiento del embargo comercial a cambio de pasos concretos a favor de la democratización de la isla, como el excarcelamiento de todos los presos políticos y la concesión de garantías para la actividad opositora podría ser el punto de partida de una importante distensión de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. El viejo diferendo, herencia incómoda de la guerra fría y motivo permanente de desencuentros entre Washington y la comunidad internacional, debería llegar a su fin en los próximos años con una transición pacífica a la democracia en la isla.
El liderazgo del Departamento de Estado que designe Obama tendrá que tomar cartas en el asunto. A diferencia de la Unión Europea y América Latina, Estados Unidos no puede dar un cheque en blanco a Fidel y Raúl Castro, dos gobernantes que durante medio siglo han sostenido una confrontación de la hegemonía de Washington. Lo que sí puede hacer la nueva Administración es concertar multilateralmente su política hacia la isla, con aliados europeos y latinoamericanos, procurando siempre que cualquier negociación con La Habana incluya medidas tangibles a favor de libertades públicas en Cuba. El autoritarismo cubano no sólo es algo que sufre la población insular, ansiosa por entrar, finalmente, al siglo XXI, sino causa de conflictos en una región frágilmente democrática”.

Aparentemente se quiere hacer saber que esta propuesta va salir del seno del nuevo pensamiento gubernamental americano y no es así, esto siempre ha estado encima de la mesa, lo que sucede y ha sucedido siempre es que a la dictadura no le conviene, ni le va a convenir, sea Obama o quien sea que viva en La Casa Blanca que el estatus quo muera; de hecho ya están poniendo el parche antes que salga el descocido. En un comentario de Armando Hart, uno de los ideológicos duros de la nomenclatura cubana dijo previniendo una posible avalancha de turistas americanos y cubano-americanos a la Isla “La supresión de las limitaciones económicas impuestas a los viajes a Cuba significará que alrededor de un millón de nacidos en esta tierra o sus descendientes pueden venir como turistas o por el interés de entrar nuevamente en contacto con el terruño y sus familiares. Cuba tendrá el reto inmenso de cómo enfrentar un tiempo nuevo en la lucha cultural contra el enemigo”.
Es decir, ellos nos consideran enemigos aun si el nuevo gobierno americano pretendiese ayudarlos a mantener las riendas de la dictadura. Me sorprende que se hagan ilusiones tan vagas e ilusas solo para engordar perspectivas altruistas de la nueva administración, y me sorprende al mismo tiempo que Rafael Rojas uno de nuestros mejores pensadores no tenga en cuenta la histórica premisa americana.
En unas declaraciones del vicepresidente cubano en su gira por los desastrosos estragos del huracán Paloma dijo que Estados Unidos no debe esperar nada a cambio de Cuba en un eventual acercamiento, las relaciones debían ser incondicionales, ahí está todo dicho, no solo para Obama sino, para todos los que creen en la posibilidad de una democracia cubana. Fidel Castro también se encargó de remachar cuando dijo que no aceptarían nada del Imperio, sea quien sea que esté en las riendas del poder. Parece hasta mentira que pensadores cubanos de alta estima y renombre todavía no sepan que Estados Unidos es la cuartada perfecta para la Dictadura castrista, parece un chiste que todavía a estas alturas haya quien piense que Cuba puede tener relaciones normales con Estados Unidos sin pensar siquiera que la esencia política del régimen se ha alimentado siempre a expensas del “enemigo externo”, representado por “el Imperialismo Yanqui”. Muchas gracias.

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